miércoles, 19 de agosto de 2009

Dormilón

En su casa, no hacía otra cosa que dormir. No sabía manejar bien su dinero. Le apasionaban los carros. El retrato que emerge de la vida personal de Héctor Lavoe es el de un eterno adolescente.

Héctor Lavoe se pasó la vida cantando y durmiendo. Raras veces salía de la casa si no era a cantar. Cuando terminaba de tocar, tocaba más. "Una vez fuimos a tocar al Golden Palace, terminamos como a las tres de la mañana", dice el cuatrista de las Estrellas de Fania, Yomo Toro. "Yo estaba recogiendo y Héctor me dijo: ‘Ven a tocar conmigo en un sitio en El Bronx’. Y yo le digo: ‘Pero es que todos los músicos se fueron’. ‘Olvídate, vamos tú y yo, que eso queda bien’".

El sitio era un antro oscuro que estaba lleno a reventar, según cuenta Yomo. El dúo interpretó las canciones de Willie González. "Él cantando y yo en el cuatro, esa que dice: ‘Háblame mi vida, que me estás matando con tu indiferencia’", tararea el cuatrista desde su casa en El Bronx. Empezaron a llegar otros músicos, incluyendo al cantante Meñique y al percusionista Kako. "Al final de la noche teníamos una banda", dice Yomo. "Terminamos como a las diez de la mañana, Héctor me pagó y nos fuimos cada cual a su casa, a dormir".

Todos parecen coincidir en que Héctor era dormilón. Se fumaba hasta el cabo de la noche de juerga y después pasaba horas largas en su cama.

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